En Marzo se hubiera cumplido un año desde la última entrada que subí al blog. Como lo comenté en la nota que publiqué en diciembre, la verdad es que no existe ningún motivo en particular o una razón de causa mayor (como se dice) por la cual el sitio haya permanecido tanto tiempo en reposo. Nada de eso, simplemente no me había apetecido escribir nada, ni había estado de humor para ello. Dicho esto, paso a decir que me da mucha alegría y satisfacción volver a publicar una entrada. Espero que sea de su exquisito y refinado gusto.
Si son ancianos ermitaños alejados de Internet y la civilización, o si viven en un agujero, entonces probablemente aún no sepan que se estrenó la última película de Dragon Ball: Dragon Ball Super: BROLY. Y como yo sé que todos ustedes son tan frikis como yo, y están al tanto de todas las novedades del loco mundo de la cultura pop, daré por hecho que lo saben y que la han visto ya. No tengo interés alguno en utilizar éste espacio para hablar sobre la película y exponer mis puntos de vista filosóficos y técnicos sobre la misma, sin embargo, siendo tan fan de Dragon Ball como soy, sí quiero hacer mis propios elogios, aunque breves, y diré simplemente que la película me ha encantado. La animación es preciosa (salvo unos cuantos tropiezos un tanto garrafales) y la película es muy entretenida. Creo que es una historia que todo mundo se merecía y que, de una vez por todas, da una estructura y cuerpo definitivos al origen de los personajes. Maravillosa.
Pero bueno, pasemos al tema principal: LOS COLECCIONABLES. Todos sabemos y conocemos ya la gran popularidad que gozan actualmente los promocionales de películas lanzados por las grandes cadenas de cines de todo el mundo, sin embargo, México es de los pocos países a nivel mundial que han llevado esto al extremo, lanzando un sin fin de coleccionables, prácticamente, de todo estreno comercial que pase por la pantalla. Obviamente, Dragon Ball no sería la excepción y menos ahora con el descomunal éxito del que goza la franquicia. Empecemos pues con CINEMEX:
Honestamente, después de toda la parafernalia que Cinemex suele lanzar en sus promociones, esperaba que sus promocionales para la película fueran más impresionantes, sin embargo, prefirieron quedarse en lo sencillo que, aún así, a mí me ha dejado muy contento. La promoción constó únicamente de una colección de vasos, con cuatro modelos disponibles. A pesar de ser simples vasos de plástico, sí que se ha cuidado la calidad de la impresión y los gráficos. Las imágenes tienen excelente definición y colores muy vivos, además de que muestran un par de imágenes poco (o nada) vistas en otro tipo de publicidad o artículo promocional, lo cual, creo yo, da exclusividad a estos vasos.
Algo que no me gustó en particular de estos vasos es que se vendieron a un costo muy elevado, pues el precio, además del costo individual de cada vaso, incluía el costo de la bebida, la cual, además, era del tamaño más grande, pues los vasos tienen esa medida. Éste cargo era inevitable y fue imposible poder adquirir los vasos a un precio más bajo aún sin refresco. Quisieras o no la bebida, el costo era igual. Pero no me quejo, ahí estaba yo comprándolos de todos modos.
Por primera vez en el blog, he decidido dividir una entrada en tres partes diferentes (que en éste caso será una por cada cadena de cine distinta). De ésta forma, puedo publicar imágenes de tamaño grande y no saturar una sola entrada, pues sería muy larga (literalmente larga, en medidas), además de que, a mi parecer, el acceso a la información será más cómodo estando segmentado y ordenado de ésta manera.
Si son ancianos ermitaños alejados de Internet y la civilización, o si viven en un agujero, entonces probablemente aún no sepan que se estrenó la última película de Dragon Ball: Dragon Ball Super: BROLY. Y como yo sé que todos ustedes son tan frikis como yo, y están al tanto de todas las novedades del loco mundo de la cultura pop, daré por hecho que lo saben y que la han visto ya. No tengo interés alguno en utilizar éste espacio para hablar sobre la película y exponer mis puntos de vista filosóficos y técnicos sobre la misma, sin embargo, siendo tan fan de Dragon Ball como soy, sí quiero hacer mis propios elogios, aunque breves, y diré simplemente que la película me ha encantado. La animación es preciosa (salvo unos cuantos tropiezos un tanto garrafales) y la película es muy entretenida. Creo que es una historia que todo mundo se merecía y que, de una vez por todas, da una estructura y cuerpo definitivos al origen de los personajes. Maravillosa.
Pero bueno, pasemos al tema principal: LOS COLECCIONABLES. Todos sabemos y conocemos ya la gran popularidad que gozan actualmente los promocionales de películas lanzados por las grandes cadenas de cines de todo el mundo, sin embargo, México es de los pocos países a nivel mundial que han llevado esto al extremo, lanzando un sin fin de coleccionables, prácticamente, de todo estreno comercial que pase por la pantalla. Obviamente, Dragon Ball no sería la excepción y menos ahora con el descomunal éxito del que goza la franquicia. Empecemos pues con CINEMEX:
Honestamente, después de toda la parafernalia que Cinemex suele lanzar en sus promociones, esperaba que sus promocionales para la película fueran más impresionantes, sin embargo, prefirieron quedarse en lo sencillo que, aún así, a mí me ha dejado muy contento. La promoción constó únicamente de una colección de vasos, con cuatro modelos disponibles. A pesar de ser simples vasos de plástico, sí que se ha cuidado la calidad de la impresión y los gráficos. Las imágenes tienen excelente definición y colores muy vivos, además de que muestran un par de imágenes poco (o nada) vistas en otro tipo de publicidad o artículo promocional, lo cual, creo yo, da exclusividad a estos vasos.
Algo que no me gustó en particular de estos vasos es que se vendieron a un costo muy elevado, pues el precio, además del costo individual de cada vaso, incluía el costo de la bebida, la cual, además, era del tamaño más grande, pues los vasos tienen esa medida. Éste cargo era inevitable y fue imposible poder adquirir los vasos a un precio más bajo aún sin refresco. Quisieras o no la bebida, el costo era igual. Pero no me quejo, ahí estaba yo comprándolos de todos modos.